domingo, 29 de mayo de 2011

Solo una semana...

Reconozco que no sé mucho sobre la base científica de la acupuntura y que soy un poco escéptica sobre que unas agujas clavadas de manera especial pulsen un botón mágico que sea capaz de curar casi cualquier enfermedad. "¿Eres residente y todavía no puedes tratar pacientes tú solo? Yo acabé mi curso de medicina china y tengo pacientes todos días; esto demuestra que la medicina alopática no sirve de nada". No puedo expresar con palabras lo que pasa por mi cabeza cuando en las reuniones familiares me ilustran con tal compendio de sabiduría.
¿Quién tiene la culpa de todo ésto? Puede que los médicos no sepamos trasmitir a los pacientes la lógica de su enfermedad, o quizás la trasmitimos demasiado sin dejar cabida a explicaciones que se aparten de lo puramente científico. Tal vez no somos lo suficientemente cercanos o a veces no sabemos captar las verdaderas necesidades de la persona que tenemos en frente.

Llevamos poco más de una semana en el hospital y todos hemos vivido ya historias de lo más diverso. Encuentros inesperados, pacientes que ya te están eternamente agradecidos, pacientes que te dan miedo y otros con los que te sientes identificado, decisiones que no comprendes, decisiones que no quieres tener que tomar, enfermos que ya conocías y enfermos que dejan de serlo, curados o no.
Fuera de saber pedir las pruebas necesarias y acertar con el diagnóstico y el tratamiento, si algo me resulta difícil es ponerme delante de alguien que está sufriendo y que en cierto modo deposita en mí su confianza para que de con la solución. Ser médico conlleva una gran responsabilidad que no es teórica, se hace realidad en cada una de las personas que entra en tu consulta y no se termina cuando sale de ella.

No sé mucho sobre agujas, y no quiero ponerme en plan nazi. Prefiero hablar de lo que he visto en una sola semana entre las paredes de mi hospital, R1 sonrientes y emocionados por ver a nuestros primeros pacientes a los que, hayamos sabido tratar o no con nuestros conocimientos en medicina "alopática", todos nos hemos acabado llevando a casa. No es por corporativismo, es que creo en lo que hacemos.

Con cariño
La