lunes, 29 de noviembre de 2010

Jane

Hace varios siglos nació en Inglaterra una mujer que vivió poco más de 40 años, durante los cuales no vio apenas mundo, ya que pocas veces salió de pueblo donde se crió.
Durante su corta y, aparentemente, aburrida vida, se dedicó a observar cómo eran las personas que la rodeaban, y acabó por conocer profundamente el género humano, al que describió en sus novelas.
A ella no era fácil engañarla, en sus libros pocas veces las cosas son lo que parecen: ese apuesto joven divertido, alegre, educado y distinguido por el que la protagonista siente predilección siempre resulta ser sólo una fachada: la imagen perfecta que la chica quería ver. En cambio, ese amable capitán que le desea que sea feliz aunque eso implique sacrificarse a sí mismo, o ese joven tímido que no se atreve a expresar sus sentimientos, o ese caballero aparentemente orgulloso pero que en realidad es todo bondad y amabilidad son los que al final demuestran valer la pena, pese a carecer de ese atractivo inicial...
Sí, en los libros de Jane Austen hay mucho material para pensar, más teniendo en cuenta que siempre acaban bien y que quien los escribió no terminó así su vida: ella quiso darles a sus personajes el gran final feliz que ella no tuvo y, de paso, enseñarnos un par de cosas: así aprendemos de "Persuasión" que uno tiene que guiarse en la vida según el criterio del corazón (que es libre, sólo hay que tener el valor de hacerle caso a él) y no el de los demás; de "Sentido y sensibilidad" que es erróneo optar por uno de los dos, hay que usar ambos; de "Emma" que hay que cultivar los dones que a uno le dan o estos se perderán; de "Mansfield Park" que hay que observar bien a las personas para conocerlas y no conformarse con que te guste la imagen que tienes de ellas o te llevarás una sorpresa; de "Orgullo y prejuicio" que hay que andarse con ojo ante estos dos...
Os recomiendo leerla. Aprenderéis de vosotros mismos y de los que os rodean.

2 comentarios:

  1. Yo de "Persuasión" aprendí que 7 años pasan volando;)y que a veces las cosas sí son lo que parecen.
    La

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  2. De Mansfield Park no está tampoco mal aprender que la coherencia siempre es una buena compañera. Sin olvidar que la dulzura y la sobriedad no están regañadas... ¡Grande Fanny!

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